domingo, 26 de mayo de 2013

PMP. Tetris y doble ele.

Tras el parón de la semana pasada, volvemos a nuestra tradicional entrega dominical de pasatiempos. En esta ocasión vamos a presentar una serie de ejemplos basados en los poliminós.

Seguramente casi todos nuestros lectores conocerán unos de los juegos tradicionales como es el dominó. Si nos fijamos en la pieza con que se juega, el dominó es el resultado de la unión de dos cuadrados por un lado. Basándose en esa figura, el catedrático de la Universidad del Sur de California, Solomon W. Golomb, acuñó en 1953 el término poliminó para indicar toda figura obtenida al unir varios cuadrados iguales mediante un lado completo. 

Estas figuras son bastante conocidas ya que el conocido juego del tetris se basa en la colocación de tetraminós, es decir, poliminós formados por cuatro cuadrados.

Los poliminós son un buen recurso para el trabajo en el aula de matemáticas estudiando simetrías, perímetros, construcciones con determinadas condiciones, etc. Sirve además para utilizar varias de las estrategias básicas de resolución de problemas. Por ejemplo, ser sistemáticos a la hora de encontrar todos los pentominós que existen o de estudiar cuántos poliminós se pueden obtener a partir de otros más simples. 

Esa estrategia es la que tendremos que seguir en el siguiente pasatiempo sacado del periódico Diario 16 del 22 de Junio de 1986.


Aparte del tetris, la forma más normal de encontrarnos este tipo de material es como juego de mesa. Es un solitario formado por los únicos 12 pentominós (figuras formadas por cinco cuadrados) que existen. Con esas piezas se pueden construir varios tipos de rectángulos y figuras más creativas. Uno de los juegos habituales es intentar construir un cuadrado en el que hay cuatro huecos. Lo podemos ver en el siguiente pasatiempo sacado de la revista CNR.


Pero sin lugar a dudas, como dijimos al principio, las piezas más conocidas son las del Tetris, por lo que no podemos acabar esta entrega sin plantear un reto con ese juego, el que hemos tomado de la revista QUO de Agosto de 2007. Para leerlo bien, basta pulsar sobre la imagen para que se agrande.


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